Las aguas del río Hudson de Nueva York, que bordea la isla de Manhattan por el este y el oeste, han sufrido un aumento de temperaturas de 2 grados Farenheit en las últimas dos décadas, lo que está afectando a una fauna fluvial en retroceso.
Según un estudio de la Fundación del Estuario del Hudson, que hoy recoge la web The Gothamist, el calentamiento del Hudson es cinco veces más rápido en su tramo final -precisamente en la vecindad de Nueva York- que en el agua de los océanos.
El calentamiento se ha traducido en una baja en las poblaciones de peces como el eperlano ártico, la corvineta blanca y un tipo de cangrejo endémico de estas aguas, además de numerosas algas, que prácticamente han desaparecido del estuario del Hudson y solo se encuentran río arriba, donde las aguas del río aún mantienen cierto frescor.
Paradójicamente, esta desaparición de especies va a acompañada de una neta mejora de la calidad del agua en el Hudson en estas mismas dos décadas. En 2023, la cantidad de 'basura acuática' retirada de los fondos del río fue de 3 millones de kilos, la mitad que la que se retiró en 2003.
Las mediciones regulares en el río muestran que nutrientes como fósforo, nitrógeno y carbón orgánico disuelto están claramente al alza, lo que confirma la mejor calidad del río.