Cuando Juan Luis Guerra visite España el próximo mes de julio para presentar en vivo su último disco, “Todo tiene su hora”, habrá transcurrido más de un cuarto de siglo de su primera visita a este país, al que ayudó a “poner en movimiento”.
Guerra, recién llegado de Rotterdam (Holanda), uno de los muchos puntos donde su música se ha abierto hueco, como en Japón, anunció que ofrecerá dos conciertos este verano en España: en Madrid y en Barcelona, a los que se podrían sumar otras citas.
“Feliz por llevar la bandera dominicana en el pecho”, el autor de “La bilirrubina” promete “shows” llenos de grandes éxitos, como el tema citado o la también emblemática “Ojalá que llueva café”, canción que ha brindado a la memoria del escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido este lunes pasado.
Seguidor de Pat Metheney y de la música jazz, este estudiante frustrado de Contabilidad (“solo duré dos días”, confesó), pero músico convencido, se formó en el prestigioso Berklee Collegue of Music de Boston y, a su vuelta a República Dominicana, decidió variar sus planteamientos estilísticos iniciales acercándose a las raíces de su tierra.
Bachata, merengue y bolero se combinan con rock and roll en el repertorio de Guerra, en el que destacan unas cuidadas letras, fruto de sus estudios universitarios en Filosofía, y metáforas inspiradas directamente por la obra de Pablo Neruda o Federico García Lorca.
“En 1989 los españoles no sabían bailar merengue y ahora hay profesores que podrían darnos clases a nosotros, los dominicanos”, asegura este ferviente seguidor de Jesucristo, que igual se empapa con noticias internacionales en el periódico, que echa mano del Libro del Eclesiastés, del Antiguo Testamento.
En su último disco, “Todo tiene su hora”, una frase hecha que ha utilizado también para explicar por qué ha tardado tanto en anunciar una nueva gira española, Guerra añade a sus planteamientos musicales tradicionales una orquestación diferente, más ambiciosa, tomada de la música clásica de, por ejemplo, Gustav Mahler.
Se trata del duodécimo disco de estudio de su carrera, desde que en 1984 publicara “Soplando”, con hitos como los álbumes “Ojalá que llueva café” (1989) y “Bachata rosa” (1990), de los que brotaron más canciones que son ya clásicos: “Visa para un sueño”, “Woman del Callao”, “Burbujas de amor”…
Por todo ello, el presidente de Universal Music para España y Portugal, Narcís Rebollo, junto al presidente de Promusicae, Antonio Guisasola, le entregaron al cantautor una distinción especial por su trayectoria en España, con unas ventas estimadas en más de dos millones de copias, que se sumará a los 18 premios Grammy Latinos que ya decoran las vitrinas de su hogar.