En San Blas, Nayarit, existía un joven surfer playero, muy popular por sus frases ocurrentes y simpáticas; posteriormente, se dedicó a la venta de chucherías y fayuca en un pequeño puesto frente a la plaza.
El joven era Ladislao Cárdenas Ulloa, conocido como “Laus”, y vivía con una mujer mayor llamada Rebeca. Esta mujer no estaba bien de sus facultades mentales y, en varias ocasiones, se vestía con un traje de novia y paseaba por la plaza y el atrio de la iglesia muy contenta diciendo “ahora sí, ya me dijo “Laus” que lo esperara en la iglesia con mi traje de novia porque ahora si nos vamos a casar.
“Laus” falleció . Rebeca se fue a Puerto Vallarta, donde para sobrevivir vendía chicles y dulces por el malecón.
Con la muerte de su protagonista, Rebeca Méndez Jiménez, una mujer de 63 años que desde 1971 esperaba en el puerto el regreso de su novio, un joven que salió a pescar y jamás regresó. La mujer fue homenajeada por los pobladores de Puerto Vallarta, donde se convirtió en un símbolo por la espera de su amor. Fueron más de 41 años que esperó a su amado Laus , quien salió de pesca. Sin embargo, quedó atrapado por un huracán que azotó el mar.
Nunca más se supo de él y tampoco se encontró su cuerpo. Estaban a una semana de casarse. El golpe fue tan fuerte para Rebeca que desde el día que desapareció , lo esperó con su traje blanco. Bien fina ella. Con esa elegancia vendió dulce a los turistas en el Muelle de San Blas. Allí fue que el líder de la banda, Fher, la conoció en la década de los noventa. Se interesó por su historia y la convirtió en una de las más hermosas canciones de Maná. El cuerpo de Rebeca fue cremado y sus cenizas arrojadas al mar en búsqueda de su gran amor por las autoridades de Puerto Vallarta, quienes piensan levantar un monumento donde la mujer esperaba a su amado con el fin de recordar por siempre esta maravillosa historia.
La canción de Maná, “El muelle de San Blas”, era de una historia real.