Desde el punto de vista de la sociología, lo que cueste a un joven entretenerse dependerá, en algunas ocasiones, de las redes sociales.
Muchos jóvenes postean que están en ciertos lugares de diversión solo para presumir que tienen poder económico, así como en tiempos atrás se engrandecían de tener el televisor a color o de ir a la cinemateca que habían puesto en el pueblo.
Para la socióloga Tahira Vargas, subir fotos y “selfies” (autorretrato) se ha convertido en una moda bastante usada y que daña fuertemente a esta generación porque deben “aparentar” un estatus social que muchas veces no es el suyo.
Vargas sostiene que la población juvenil recibe una fuerte presión social con respecto a los patrones de consumo y los lugares a los que asiste.
“Vivimos en una sociedad en la que se vende por todos los medios y redes sociales un estilo de vida con énfasis en espacios que se ponen de moda y por ende, la aceptación social está marcada por el flujo de actividades dirigidas hacia estos sitios”, resalta.