A los 26 años, Rafely Rosario ya había probado el néctar de la fama y había experimentado el fracaso, fruto de decisiones erradas. De iniciar con un prominente futuro, de repente sus sueños se habían esfumado. Hoy vive una etapa de tranquilidad.
Con apenas 19 años (2005) y sin proponérselo entra a la agrupación que lidera su padre, Rafa Rosario, Los Hermanos Rosario, y pega a ritmo de merengue “La camisa negra”, que popularizara el colombiano Juanes, convirtiéndose en un “hit” y en una nueva esperanza para el ritmo dominicano.
Tres años más tarde (2008) el joven merenguero decidió montar tienda aparte con un proyecto apoyado por Máximo Aristy Caraballo (Maximín), exfiscal del Distrito Nacional, oriundo de Higüey, la tierra de los populares merengueros.
El grupo de Rafely no tuvo el resultado esperado y el inversionista salió del proyecto. Para la época, el único hijo varón de Rafa Rosario, era un muchacho que no conocía la humildad y necesitaba demostrar que podía seguir adelante sin la ayuda de su familia.
En ese entonces, físicamente el joven se veía muy bien, con 170 libras o menos, un peso normal para su edad y tamaño. Sin embargo, la depresión que sufrió en el 2014 lo llevó a comer sin control, y con tristeza veía cómo su cuerpo se transformaba. De 193 libras de repente ya tenía 200. Entonces decidió ir al gimnasio y someterse a una dieta estricta. Esto no duró mucho. Al poco tiempo abandonó la dieta.
“Durante esos momentos oscuros que viví me refugié en la comida buscando sentirme mejor, y sucedía al revés, que después que comía tanto, entonces me sentía peor”, recordó.
Rafely siempre tuvo las puertas abiertas en la agrupación. Su padre, públicamente se refería al tema y decía que, de regresar su hijo tendría que someterse a la disciplina y al trabajo duro, al igual que los demás integrantes.
En el 2017 toma la decisión de volver a la orquesta de la familia y es recibido con los brazos abiertos. La vida de Rafely comenzaba a tomar un nuevo rumbo.
Para esa época tenía pareja, la comunicadora Magnolia Kasse, a quien define como su punto de apoyo y quien lo ha acompañado durante los últimos años.
Al regresar a la orquesta, el trabajo de noche y llegar de madrugada a su casa, hizo de la comida chatarra su diario vivir.
“Me comía hasta seis pedazos de pizzas y una hamburguesa, a la vez. También tomaba mucho alcohol y esto fue una bomba de tiempo. Mi papá y mis tíos Luis y Tony lucen muy bien, con un peso envidiable y yo me veía en el frente de la agrupación como fuera de lugar”, reflexionaba. Un día se observó desnudo en el espejo y se espantó al ver el inmenso abdomen que tenía. También una analítica de control le indicó que el colesterol había pasado los límites y podría sufrir un infarto.
“Ese era mi pronóstico a los 30 años, 250 libras y a punto de sufrir un infarto por el colesterol alto. Así que decidí someterme a una cirugía bariátrica”, aseguró.
Su padre y su pareja le apoyaron y acompañaron desde el día que tomó la decisión. “Días antes de someterme al proceso quirúrgico, mi papá se asustó mucho y me pidió que no lo hiciera, pero yo necesitaba rebajar. Ya en el quirófano estuve a punto de abortar la operación, estaba muy asustado, pero comencé a rezar y Dios me dijo que todo iba a salir bien”. Justamente hace un año de esta decisión vital para su salud y lo celebra con el éxito de haber rebajado unas 80 libras. “Ya regresé a mi peso normal, tengo 32 años y ahora peso 170 libras, otra vez”, dice muy satisfecho y feliz.
SU SENTIR
“Me encanta comer y ahora, después de la cirugía, me he sometido a una disciplina estricta para alimentarme, que gracias a mi pareja y a mi familia he podido cumplir”.
RAFELY ROSARIO, Merenguero
PERFIL
"Soy una persona más humilde”
“Todo lo que viví tenía que experimentarlo para aprender a valorar el trabajo, pero sobre todo a ser una persona humilde.
Creía que el trabajo era algo fácil y que el éxito se lograba sin esfuerzo. Me tocó llegar al fondo y sufrir para ser una persona más humilde y esperar tranquilo lo que Dios tiene para mí en la orquesta de mi familia.
Ojalá y pueda heredar el “swing” de Los Rosario”.